Para indagar más acerca de
nuestro Sistema Nacional de Salud, en esta cuarta práctica hemos trabajado con
el Informe Bernat Soria.
Este informe nos pone en
situación acerca de nuestro SNS y lo compara con los del resto del mundo. En él
se deduce que la sanidad pública española se sitúa entre las cinco o siete más
eficientes de los países más desarrollados. Además, concluye que el gasto
público en salud en España se encuentra por debajo de la media europea.
El principal problema de nuestro SNS es la prevención
sanitaria, tema pendiente de revisión en la política sanitaria española. La política
sanitaria debe revisar la reorganización de recursos para reforzar la medicina
preventiva, de modo que se estimule la concienciación y se desarrollen
programas de formación sanitaria y educación en la salud desde las primeras
etapas de educación de la población.
Las características más
valoradas del Sistema Nacional de Salud por los agentes que lo integran son su equidad,
solidaridad y universalidad.
El capital humano es el valor
más importante que poseemos a día de hoy y una pieza clave en el futuro de un
sistema sanitario sostenible y de calidad, debido a la alta formación de
nuestros profesionales sanitarios.
En cuanto a la sostenibilidad del SNS, sería
conveniente que dentro de la financiación autonómica se estableciese el
carácter finalista de la financiación sanitaria. La sostenibilidad tiene
otros componentes como la política de recursos humanos, la eficiencia en la
gestión de procesos sanitarios y la incorporación de la calidad e innovación en
el sistema. Además, existe ya un copago mediante
los impuestos de los ciudadanos.
El paciente debe ser el centro
del SNS, por lo que se le pide una responsabilidad que, hasta ahora, no lo ha
tenido en cuenta. Para promover la participación del paciente en su salud hace
falta una mejora en la educación sanitaria.
Los pacientes creen que es
necesario realizar esfuerzos para minimizar las diferencias en la práctica
clínica entre las distintas comunidades autónomas, así como homogeneizar los
protocolos de tratamiento entre los centros asistenciales dentro de una misma
Comunidad. De esta manera, podemos decir que es necesario despolitizar la sanidad
española.
Debido a todas estas cosas que
podemos mejorar, el Pacto de Estado por la Sanidad se ha convertido en una
necesidad.
Al final del documento se
desarrolla el nuevo rol de la Industria Farmacéutica, dónde no será posible
acometer ninguna acción efectiva de manera unilateral. El único camino que
puede garantizar y contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario
conlleva necesariamente la implicación y el compromiso de los múltiples
agentes que en él intervienen. De esta manera, la mejora debe afectar a la
alianza entre agentes, el I+d+i, el fomento de la formación y la transparencia
y el acceso a la información.
En mi opinión no es posible una mejora del SNS si no existe un compromiso de todos los que intervenimos en él. La población general piensa que la principal solución es la despolitización de la sanidad. Creo que es algo que hay que hacer, pero no lo primero. Lo primero que debemos hacer es promover la Educación Sanitaria y dar a conocer a toda la población en qué consiste nuestro SNS. A partir de que toda la nación esté informada acerca de nuestra situación actual podemos poner a todos los agentes de acuerdo en construir nuestro cambio de mejora. Todo esto lo haríamos mediante un Pacto de Estado que haga que trabajemos juntos por y para la Salud.